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miércoles, 27 de mayo de 2015

Un malagueño octogenario patenta un tubo de escape que reduce un 80% la contaminación

El inventor Jesús Álvarez, de 81 años, busca ahora que alguna compañía fabricante de automóviles o camiones quiera implantar su sistema a los vehículos

Un sistema de tratamiento de los gases de escape de los motores de combustión, capaz de reducir en más de un 80% las emisiones contaminantes. Este es el invento que Jesús Álvarez, un mecánico de Mollina de 81 años, presentó públicamente ayer, tras haber obtenido la patente y dos pruebas de talleres -certificadas ante notario- de que su idea funciona.

Álvarez, que está actualmente afincado en Canarias, cuenta que se formó como mecánico, una profesión que le apasiona, durante los 15 años que estuvo trabajando durante su juventud en Alemania. «Algunos días estaba 23 horas seguidas en el taller», afirma. Posteriormente, hizo fortuna con un negocio de compraventa de vehículos siniestrados, que restauraba por completo para volver a sacar al mercado.

Con estos mimbres, se pudo dedicar a investigar fórmulas que ayudaran a reducir el impacto medioambiental de los coches. Después de tres años de estudios, con sus medios rudimentarios, ha surgido un diseño para un tubo de escape, con una doble canalización y que emplea unos filtros de agua y aceite para captar los agentes contaminantes. «Los ingenieros que lo vieron no se lo creían, decían que el máximo de reducción podía ser de un 30 a un 40%», recuerda.

Su creación también reduce el ruido y la temperatura del circuito hasta el punto de que, tras un viaje largo, se puede tocar el tubo de escape con la mano, algo imposible en cualquier coche. De ahí que el escape podría ser de plástico, lo que abarataría mucho el coste de fabricación. «Cuantos más kilómetros, más se enfría el sistema, con eso se neutralizan la mayor parte de los materiales contaminantes». La temperatura media de su circuito es muy inferior a la habitual, en torno a 18 a 20 grados.

Para que funcione, en el caso de un coche se necesitan unos tres litros de aceite y la misma cantidad de agua corriente. Con la particularidad de que tanto el aceite como el agua que emplea el sistema se regenera, lo que aumenta su vida útil.

Hasta ahora, lo ha probado en un camión pero asegura que se puede aplicar a cualquier motor de combustión, diesel y gasolina, incluidos los de los aviones y los barcos.

Jesús Álvarez asegura que todo esto lo hace por el gusto de ayudar para que la sociedad mejore, y si algún fabricante decidiera producirlo, a cambio solo reclama para sí una parte pequeña de los beneficios. A partir de ahora, con ayuda de familiares de Málaga, pretende darlo a conocer a la industria automovilística para su desarrollo a gran escala. «Si se pueden solucionar problemas, ¿por qué no lo hacemos?», se pregunta, y asegura que con su invención y con los adelantos técnicos de los grandes fabricantes se podría avanzar mucho más. (Información)


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