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jueves, 22 de enero de 2015

Caen un 25% desde 2008 los menores de 20 años con carné de conducir

En los años 80 y 90 muchas familias celebraban la mayoría de edad de sus hijos regalándoles la matrícula y las clases prácticas en la autoescuela para sacarse el carné de conducir. Ahora las dificultades económicas impide a muchos padres ser tan espléndidos cuando sus vástagos cumplen los 18 años. Pero la crisis no es el único factor que explica la reducción del censo de conductores jóvenes. El descenso de la natalidad también ha jugado un papel importante, así como la irrupción de la bicicleta como medio de transporte en las ciudades -y más en Burgos- o la predilección de muchos chavales por las nuevas tecnologías y no tanto por los coches. Además, la edad de entrada al mercado laboral -que es la que marca la necesidad de conducir- se retrasa cada vez más. 
  
Las cifras no engañan. Si en 2008 había en la provincia de Burgos 5.415 jóvenes de menos de 20 años con permiso de conducir en 2013 el número ha decrecido hasta los 4.047, lo que representa una disminución porcentual del 25%. La estadística facilitada por la Dirección General de Tráfico (DGT) revela que la tendencia desde 2008 es a la baja. En 2009 el censo de personas entre 18 y 20 años con carné fue de 5.007; en 2010, de 4.570; en 2011, de 4.353; en 2012, de 4.260, y en 2013, de 4.047. En 2014, con datos cerrados a mes de noviembre, la cifra era de 3.821 conductores registrados en esas edades.

Una parte de este descenso es atribuible a una razón objetiva. La paulatina disminución de la natalidad. En 1990 -quienes podían sacarse el carné en 2008 vinieron al mundo en ese año- se registraron 3.004 nacimientos en la provincia de Burgos. En 1995 el número de bebés registrados en el censo del INE bajó a 2.683, un 10%. Por tanto este factor no justifica del todo la tendencia.
Las otras causas tienen que ver con la crisis económica, con el cambio de hábitos de la juventud y con el retraso en la edad de entrada al mercado laboral. Miguel Martínez, presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas de Burgos, avala estas tesis. En su análisis de la situación subraya que «la crisis económica» está lastrando las matriculaciones de los más jóvenes. Muchos padres se avienen a pagar el carné a sus hijos «cuando ven que lo van a necesitar de verdad, cuando empiezan a trabajar». Pero, lamentablemente, «cada vez es más tarde». Por esa razón «cada vez son más los chicos y las chicas que se matriculan con 22 o 23 años, bien cuando han acabado la carrera o bien cuando encuentran empleo». Pero en la franja entre los 20 y los 29 años también ha disminuido el número de personas con permiso. Si en 2008 eran 30.571, en 2013 se quedó la cifra en 25.891, lo que representa una caída porcentual del 15%.

Lógicamente, la disminución del censo de conductores noveles ha perjudicado las cuentas de resultados de las autoescuelas. Martínez asegura que la facturación ha descendido «en torno al 70%» desde 2008. Antes de esa fecha el sector ya vivía con el temor de un descenso del negocio a causa de la disminución de la natalidad, «pero ese efecto fue compensado con la llegada de inmigrantes». Pero, «tristemente, el mal momento económico está haciendo que los extranjeros se vayan y apenas lleguen otros».

Bajada de precios

Los beneficios de estos empresarios no solo bajan por la caída de clientes, también lo hacen porque se han visto «obligados a reducir los precios, tanto de las matrículas como de las clases prácticas, hasta un 50%», según señala el propio Martínez. Y muchos establecimientos «han tenido que prescindir de profesores y personal». Admite que aparecen nuevas autoescuelas, pero advierte de que son «abiertas por personas a las que se les acaba el paro e inician la actividad con pocos medios, sin administrativos y un solo instructor», lamenta.

En el ámbito del carné profesional -para camioneros- «la disminución ha sido aún mayor». Por dos motivos, según el presidente de las autoescuelas. El primero, porque las subvenciones que concedían los sindicatos y la patronal «casi han desaparecido». Y, el segundo, «porque la gente en paro no tiene expectativas de hallar un trabajo en el sector del transporte». Ahora bien, matiza que en el caso de las empresas de transporte de viajeros, «sí repuntará la demanda de chóferes en los próximos años».
Para entender esa tendencia a la baja, hay que aludir también al cambio de costumbres que se ha operado en la juventud. Si antes tener carné y coche «era deseo de muchos chavales», ahora ya no lo es tanto. Según algunos de los jóvenes con los que habló ayer este periódico, prefieren «tener un móvil última generación, un ordenador o una táblet antes que el carné». Y es que muchos no ven el automóvil como una necesidad. Para ir a clase, ahora disponen de la «bicicleta», un medio de transporte cada vez más usado en una ciudad como Burgos, con una red de carril bici muy completa, en comparación con otras capitales. (Información completa)

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